Un solo cuerpo

. .
Desde el frío de la distancia
te miro, amor, hasta dentro.
¡Se me escapan tantas cosas ...!
Mas Dios me presta sus ojos,
con sus manos te acaricio
y su vida

lo renueva todo
entre nosotros dos.
.
En la unidad nos amamos.
Somos plenos para el otro.
¿Dónde empiezas tú y yo acabo?
Un solo cuerpo abrazado ...
¿Es nuestro?
¿Es tuyo, Señor?
Sueños, luchas, esperanzas,
silencios, voces, cansancios;
aquí están juntos -¡al fin!-
ni en ti ni en mí aprisionados.

.
Locos de amor, sólo eso.
Dentro, la misma canción,
que todo lo transfigura:
¡De ninguno; del Señor!
.
.